
No todas las actividades físicas son igual de buenas para la espalda. Según Roberto Estévez, director del Estudio de Fisioterapia Avanzada en Antiaging V 21, “las posturas y repetición de movimientos en algunos deportes agreden a la columna”. Por eso, estas modalidades deben practicarse con moderación:
- Ciclismo. La curvatura de la espina dorsal se ve alterada por la posición en la bici para mantener la aerodinámica, lo que afecta a ligamentos y músculos.
- Rugby. La musculatura no está preparada para recibir los golpes de contacto, lo que produce un cambio brusco en la posición de la columna vertebral.
- Tenis. Por su asimetría –la pelota se golpea con el cuerpo ladeado–, la espalda sufre repetidos movimientos de inclinación, flexión y extensión que afectan a los discos intervertebrales.
- Golf. Se repite el mismo gesto –flexión, extensión, rotación e inclinación de la espalda– de forma brusca y constante.
- Remo. La mayor carga se recibe en el momento de máxima inclinación de la espalda.
- Ballet, gimnasia. Tienen muchos beneficios, pero en algunos ejercicios se fuerza repetidamente la columna en posiciones de flexión o extensión.
- Baloncesto. Los continuos saltos comprimen los discos intervertebrales, efecto que aumenta con sobrepeso. La práctica intensiva acelera su desgaste.
- Lanzamientos (jabalina, disco, peso). Para ganar impulso con el lado del cuerpo con que se lanza, se produce una rotación brusca de la espina dorsal.
- Deportes de lucha. Es como la gimnasia, con el peligro añadido de que el contrario puede golpearte bruscamente sin que la musculatura esté preparada.